Capitulo 1:
Cómo empezó todo.
COMO EN CUALQUIER PELICULA TIPICA Y TOPICA DE CATASTROFES
Y DESTROZOS UNIVERSALES, OCURRIO, O MAS BIEN EMPEZO EL PRINCIPIO DEL FIN EN UN
TRANQUILO INSTANTE DE FINALES DEL AÑO 2014, atrás había quedado el desastroso y
supersticioso 2013 y estaban a punto de cumplirse dos años de esa señalada
fecha a finales de 2012 en la que alineaciones planetarias catastróficas,
movimientos telúricos, drásticos cambios climáticos, y hasta una colisión
sideral destrozaría la tierra y daría origen al mencionado APOCALIPSIS. Y como
todos comprobaron nada sucedió; los planetas siguieron en su lugar, las masas
continentales siguieron desplazándose lentamente empujando el saturado mar y
ocasionando algún normal sismo en el proceso y el clima siguió su lenta ruta de
cambio natural acelerado por el efecto invernadero que muchos continuaban negando; en definitiva todo seguía mas o
menos como debería, hacia frio en el hemisferio norte y calor en el sur y en
ambos encaminándose hacia la Navidad.
Definitivamente en el 2012 no pasó nada de eso, para
regocijo de muchos y decepción de unos cuantos Milenaristas que tendrían que
esperar a la próxima fecha mística señalada en algún polvoriento legajo de tal
o cual visionario santo o mártir, aunque en el proceso de esa búsqueda no les
dio tiempo para mucho mas. Lo que sucedió fue mucho peor, en cuanto se bajo la
guardia y la falta de fe en las antiguas creencias fue patente, el INFIERNO con
mayúsculas, por llamar de una manera conocida a esa grieta espacio-temporal,
nos dio el golpe de mano definitivo y el planeta se convulsiono arrasando en su
espasmo la mayor parte de la población mundial.
En los buenos y viejos tiempos, una leyenda urbana e
incluso un tenebroso y desenfocado video pues siempre estaban desenfocados,
contaba que unos científicos habían captado a través de un insondable pozo por
Siberia que decían se internaba en la corteza de la tierra largamente y llegaba
hasta el centro del planeta, el griterío desquiciante de los millones de almas
torturadas en el Infierno. Es evidente que con el descalabro del Apocalipsis
fallido 2012 nadie creyó en eso o le presto demasiada atención a ese nuevo
vídeo viral que circulaba por la red; viendo lo visto y acontecido poco
tiempo después me pregunto si no fuimos ciegos a esta especie de aviso de lo
que descansaba en las tripas de la de la Pacha mama, la Madre Tierra.
Mas bien en esos días del 2014, lo que estaba en boca de
todos era el faraónico proyecto de ciudad subterránea que serviría como
prototipo para subsanar los graves problemas de espacio que ya tenían un gran
numero de urbes humanas, en el se escavaría un enorme abismo artificial para
albergar la susodicha gigantesca metrópolis subterránea autosuficiente,
estructurada, limpia. El nombre del infausto sitio se ha desvanecido en mi
memoria aunque tengo claro que se situaba en este continente mismo, no se
porque aunque deduzco paso cuando
excavaron demasiado hondo en el peor de los lugares hasta topar con los
kilométricos portones que descansaban hirviendo desde tantos milenios atrás, y
que, aparentemente como ocurre con la naturaleza humana, la curiosidad de los
jefes, ingenieros y trabajadores pudo más que la prudencia. O tal vez todo fue
un producto de un accidente y que los pobres desgraciados que abrieron
literalmente el Infierno y rompieron las grandes murallas, fueron literalmente desintegrados
sin tener conocimiento de lo que habían hecho, el grito de dolor y
desesperación cruzo el planeta de punta a punta y todos los bebes recién
nacidos y los que aun maduraban en los vientres de sus madres cayeron muertos
en el instante que les alcanzo.
¿Y que hicieron las fuentes gubernamentales de las
naciones cuando esto ocurrió?, pues lo de siempre que aparece en la primera
pagina del manual del conspirador paranoico: taparlo y achacarlo todo a un
terrible movimiento tectónico cuyas replicas estaban haciendo desastres amen de
una reacción psicótica de miedo generalizado que provoco las muertes de los
recién nacido. Acto seguido y por primera vez en la historia, todos y quiero
decir todos los medios de noticias fueron intervenidos en aras de una CONTENCION
DEL PANICO GENERALIZADO.
Hasta intentaron cerrar el acceso a Internet y sus
aledaños pero la verdad o algo de ella fue esparciéndose rápidamente junto con
la verdadera naturaleza del asunto por la red de redes. Los primeros rumores
fueron divulgados por paginas apocalípticas totalmente desacreditadas por lo
que no se les prestó la más mínima atención, no fue hasta que pocas horas
después sus responsables eran detenidos y ejecutados sumariamente que el mundo
poso sus ojos en ellas, tarde pero no para ver como todo estaba ardiendo, se
retorcía y mutaba al infierno en al tierra que es ahora. Y si el mundo encogía
y distendía como presa de un ataque epiléptico titánico se tratase, el humano
alzo su mano contra el humano y la locura, literalmente hablando la sociedad
desapareció aun mas rápido que si los terremotos y tsunamis la hubieran
cubierto de lodo y enviado al fondo del mar.
Y las criaturas del inframundo caminaban sobre la tierra
de nuevo cortando y trenzando la fibra
de la realidad hasta el hueso.
Y mientras Centroamérica reventaba por el poder desatado
de las fuerzas demoníacas y telúricas por largo retenidas, en la otra punta del
mundo, alla donde la India colisiono hace varias edades y formo la magnifica
cordillera del Himalaya, allí se abrió el suelo y se trago de un golpe el
Everest en una sima que aullaba como un dios en plena agonía, al menos una
norma física parecía seguir funcionando POR CADA ACCION SE DEBE UNA REACCION
IGUAL Y DE SENTIDO CONTRARIO... escribió un celebre físico justo antes de
meterse una bala en el cráneo en la soledad de su laboratorio
-Y AHORA, EL AHORA:
Me resultaba trabajosamente difícil recordar quién era, y
no lo logré hasta mas bien hace poco. Estaba literalmente tirado en una camilla
rudimentaria y gastada, desnudo como un bebe o mas bien un maniquí que era la
sensación que me tocaba el cielo de la boca con un regusto metálico. Una
multitud de coloridos cables y tubos metiéndose en mi cuerpo y supongo,
saliendo también fue la siguiente impresión que me golpeo. Notaba que me
inyectaban líquidos fríos y espesos, y otros calientes y vaporosos a los que
acompañaban por unas descargas eléctricas a través de unas largas agujas
dolorosamente injertadas en mi piel y que parecían agitarlos y difundirlos a
presión por mi interior como si pudiera visualizar sus avances y efectos en el
ojo de mi mente. Intentaba protestar pero no podía articular palabra, sin duda
por el grueso tubo plástico que tenia en ella, mi única opción era parpadear y
mover los ojos desesperadamente, y, con mucho dolor y esfuerzo, levantar
levemente la cabeza para poder ver por encima del pecho, para mi flaco
consuelo, al menos el cuello aparentemente seguiría siendo dominio mío por un
rato mas.
Las personas que estaban a mi alrededor vestían pesados
uniformes grises, poco adecuados para el calor reinante, ¿o era yo el único que
sentía calor como me confirmo el vaho que escapaba de sus mascarillas al
respirar?. Recuerdo haber pensado que se veían tan incómodos cubiertos con esas
pesadas capas de tejido como yo desnudo y expuesto a sus miradas. No tengo
noción del tiempo que me tuvieron en semejante estado, pues mi consciencia iba
y venia como si me desconectasen el cerebro con un caprichoso interruptor una y
otra y otra vez.
Y de repente, horas o días después, en una de esas
ocasiones que abrí los ojos me sacaron todo lo que tenia conectado e inserto
con la misma delicadeza con la que un toro embiste a un torero “¿que diablos es
un torero?” pensé aturdido para verme interrumpido por un nuevo y desgarrador
dolor; un largo tirón y la traba bucal que me impedía hablar salió largamente
de mi garganta larga como una manguera de jardín, el ramalazo de dolor y la
dislocación fueron tan grandes que no atiné a quejarme solo a encogerme en la
medida de lo posible y a temblar ¿ahora tenia frio o era calor aun mas
intenso?, ¿Qué diablos estaba haciendo ahí? ¿Qué me sucedía? Mil preguntas me
taladraban el cerebro cuando me hicieron sentar cual pelele sangrante en la
camilla, creo que si alguien me hubiese descrito seria como el recién nacido
mas horrendo y sangrante del mundo..
La soledad y la paz me invadieron por un instante
llevándome a otro lugar lejano, ingrávido y caliente, nada me dolía, nada me
pesaba, nada me importaba y mas aun... nada sabia; la felicidad plena o el
concepto de “cielo” de un solitario ¿eso era yo? Un ser solitario. Flotaba o me
desplazaba ligero por esta claridad sin forma hasta que algo me saco de mi
sopor: uno de ellos, tan anónimo y gris como el resto me dio un fuerte cachete
en la cara que me ardió y me pregunto: “¿Está bien, soldado?”, o alguna forma
protocolaria similar ; no lo pensé, mis
manos rápidas como rayos y dotadas de voluntad propia ciñeron su garganta
estrangulándolo casi antes casi de que terminara de formularla. Un fuerte golpe
en la cabeza, extrañado creí oír un ruido metálico cuando tope con el suelo
justo antes de desmayarme.
Nuevamente despertar nuevamente para comprobar que me
habían amarrado como mejor les había parecido, anárquicamente pero con firmeza,
y que un comité de bienvenida, me estaban esperando de vuelta a la realidad, no
sabia si alguno de aquellos grises era el mismo al que había aplastado el
cuello, envarados y militares me contemplaban sin movimiento, salvo uno que
amenazador me volvió a solar dando un paso atrás, sin mas que hacer me
incorpore y senté en la camilla intentando tapar mis vergüenzas como fuera.
Los siete sabios, así los llame en broma, me dieron una
breve reseña de lo acontecido, con una hosca familiaridad que chocaba de frente
con mi completo desconocimiento de sus identidades, o de todo lo demás. Según
sus cálculos, estábamos en el año 2041 (¿eso era cierto?, ¿no 2014?), el mundo
que conocía (¿conocía?) estaba destruido, y sin duda jamás volvería a ser lo de
antes. Confusión y angustia en mi pecho, me contestaban las preguntas a las
apuradas, y sin mayores explicaciones o detalles que meter en el relato, como
si ya estuvieran cansados de repetirlas, o mas bien repetírmelas a mi. A
grandes rasgos y en parte a la dislocación, en parte aparentemente al
tratamiento recibido, pude entender que había habido una guerra nuclear por
motivos equivocados, las naciones se destrozaron con fuego radiactivo y otras
peligrosas armas nunca vistas o probadas para descubrir que el verdadero motivo
del caos y de la gran desolación ahora reinaba en el mundo y deberían haberlo
reconocido a simple vista pues todas y cada una de las culturas ha tenido al
menos un concepto de dicho gigantesco mal.
Como he dicho la charla fue breve y sin gran matiz, con
un ademan se retiraron al unísono como si de una sola mente en varios cuerpos
se tratase dejando a uno de ellos atrás para servirme de guía, con una sonrisa
comprobé que en un momento dado se froto el cuello con la mano hasta que al
notar que lo estaba observando dejo de hacerlo tan marcial como lo había
conocido. El sabio ordenanza, algún nombre debía ponerle, me arrastro a zancadas por una desordenada
galería no muy diferente a la que había despertado por primera vez, aquí y allá
se veían camillas y otras grandes superficies llenas de tubos y líquidos , y un
nombre, el de FRANKENSTEIN, aun sin saber quien o que era eso. Me intrigo aun
mas mientras iba de un ponto de luz a otro los grandes recipientes que podía
ver en el suelo, unos abiertos, otros cerrados cual enormes ataúdes de acero de
los que escapaba un leve zumbido que me resulto tan familiar como la voz de mi
madre, cuya cara o nombre no estaba en ningún rincón de mi memoria.
No hubo mas palabras hasta llegar a la estancia al final
del túnel, era grande y abovedada como si de una oquedad excavada en roca viva
se tratase mas que de un edificio hecho pro la mano del hombre, una serie de
enormes taquillas metálicas agrupadas contra la pared y algún diagrama en
grueso papel marrón eran la escueta decoración del lugar, allí en medio,
potentemente iluminado, un enérgico anciano de ralo cabello y enormes y
colgaderas orejas se afanaba sobre una enorme bancada de madera que considere
debía pesar un buen puñado de kilos y era maciza y estaba labrada de
intrincados dibujos que no me trasmitieron mas que desazón. Sobre un enorme
tejido pude ver como dibujaba aquí y allá líneas de colores que luego eran
cortadas con unas enormes tijeras plateadas desproporcionadas aun en las
grandes y trabajadas manos del individuo, las manos de un agricultor mas que
las de un sastre, eran movidas con una destreza y velocidad que cualquiera
calificaría de sobrenatural mas que fruto de una larga experiencia. El viejo
ejecutaba sus afilados malabares murmurando suavemente una letanía cuyo idioma
no acababa de identificar; de la tijera saltaban chispas azuladas cuando
cambiaba de dirección sobre el grueso textil lo que me hizo plantear sobre la
naturaleza del tejido que procesaba o la de las tijeras y su portador. No tardo
mucho en llegar al final de ultimo corte que había marcado con aquella especie
de tiza brillante y, alzando la cara, nos miro alternativamente a ambos; el
anciano sastre tenia la cara morena, despejada de arrugas y sonreía desdentado
dando muestras de su avanzada edad, el poco pelo que tenia le crecía cerca de
la nuca y le llegaba en largos mechones grises y negros hasta los hombros, sus
ojos eran suaves, de un verde oscuro enturbiado por las cataratas que de cuando
en cuando parecía iluminarse con una chispa de inteligencia fuera de lo
habitual
-¡BUENAS TARDES Y BUENAS FIESTAS, LAS ALPARGATAS DE MI
PADRE TRAIGO PUESTAS!- con una leve inclinación se dirigió primero a mi
acompañante para luego girarse hacia mi y seguir con su cántico salutatorio
mientras me tendía la mano
-¿ES USTED LA MUERTA O SU HERMANA?- no sabia que decirle
pero no fue necesario pues prosiguió musicalmente – ¡PORQUE SI ASI FUERA TANTO
MAS ME DIERA!- dicho esto me agarro la
mano entre las suyas y la sacudió enérgicamente mientras una risa cascada
surgía de la garganta, la enorme tijera plateada ahora descansaba metida en la
cinta que le ceñía el delantal a todas luces parte fundamental de la
indumentaria del curioso anciano.
- R-4 TALLA15, ¿cierto?- mire desconcertado sin saber de
que diablos hablaba
- cierto maestro, y con ajustes para la pierna derecha -
contesto monocorde el sabio ordenanza en contraposición a la agradable y
musical voz del abuelo
-Toma asiento muchacho mientras trabajo – señalo a una
silla que no recordaba haber visto al entrar, -tu cuidador nos puede dejar por
ahora, estas en las manos de este cascarrabias por un rato y nada te ha de
pasar mientras estés aquí, salvo que vengas a robarme- agito las tijeras
delante de mi cara con una sonrisa picara- porque aquí lo único que hay que
llevarse es un tijeretazo en salva sea la parte- y me señalo la entrepierna con
las tijeras- aunque no se si esto te dará mucho miedo- guiño un ojo divertido
El resto de la tarde, pues era por la tarde según me
contó el viejo lo poco que hablo mientras trabajaba, lo pase sentado en una
silla en la bóveda del Maestro Curucú, como se hacia llamar el sastre y que no
comprendía como estaba tan moreno y lozano si pasaba tantas horas como debía
pasar abajo iluminado tan solo por la luz que salía de la potente lámpara escapada de un quirófano. Lo vi cortar y
coser como hipnotizado, sin poder apartar los ojos de su frenética actividad,
presa de un curioso hechizo que acaparaba toda mi atención en su labor. Mientras iba
confeccionando cantaba y farfullaba algo que me sonó antiguo y picaresco,
sonreía para si al llegar a ciertas partes que me sonaban repetidas. No se
cuanto rato después se paro, corto un hilo de la chirriante maquina de coser en
la que se afanaba dándome la espalda y se incorporo con un chasquido de la
espalda. Parecía ir a caerse y de primeras se movió renqueante y despacio como
el anciano que debía ser mientras se giraba, me tendió un uniforme que parecía
grueso, pesado e incomodo y que confecciono desde cero para mi, para hacerlo se
apoyo en un bastón que había sacado de cualquiera sabe donde; estaba agotado y
era evidente.
-Recién salido del salón francés para caballeros
elegantes “la fragua de Hefestos”- carraspeo con una forzada sonrisa -Vístete y
márchate muchacho, he de descansar y he dejado mucho en este nuevo modelo para
t i- me pudo la mano que tenia libre fría y mas huesuda que antes en el
antebrazo para levantarla con un respingo de inmediato.
Baje la vista hacia el uniforme de tonos azul oscuro y
negros y al levantarla comprobé que el anciano había desaparecido sin un solo
sonido, solo las enormes tijeras descansaban sobre la bancada de madera maciza
apuntando hacia mi con la punta y soltando chispazos bajo la luz que parecía
hacerse poco a poco menos intensa; no era ya mis sitio y que no debía tocarlas o
mi final seria doloroso; me dirigí a la puerta sin mirar atrás con la ropa en
los brazos y aun desnudo y salí de la ahora silenciosa y oscura estancia.
La parte superior del uniforme me resulto ligera y cómoda
para mi sorpresa, a pesar de su tacto grueso y rasposo se adapto a mi torso y
brazos como una segunda piel, casi estaba sonriendo ante la sorpresa ala vez
que un raro recuerdo de haber sido niño y haber estrenado un traje cualquiera
sabe en que situación, cuando baje la vista para ponerme la parte inferior del
uniforme y me quede mirándome el pie derecho, luego mi vista se arrastro hechizada
por la espinilla hasta allí donde debía estar la carnosa rodilla, y mas y mas
arriba por el muslo y hacia la cadera y el bajo vientre, ¡allí donde debía
estar toda mi extremidad inferior derecha había una cruel replica metálica que
se hundía y unía a mi vientre y costado! ¡quería gritar, quería llorar! ¡Pensé
en arrancarme los ojos, me vi destrozando aquel engendro mecánico que exudaba
vapor y mordía mi tierna carne contra la pared con una patada tras otra, el
remolino de histeria y frustración crecía y crecía en el interior hasta que,
sin previo aviso, un clic metálico en mi cabeza se activo y todo volvió a la
calma, lo ultimo que considere sobre el asunto al cerrar la cremallera del
cómodo y ligero pantalón del Maestro Sastre Cucurú fue sobre si habrían
enterrado o habrían incinerado mi pene y mis pelotas, el asunto no me preocupo
mas y desapareció por largo de cerebro. No tardaron mucho en recogerme,
terminar de equiparme y ponerme a la labor para la que me habían despertado.
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Lo del tema del Inframundo tardé bastante en asimilarlo,
a pesar de que desde el primer día me daban medicamentos contra la sorpresa y
cualquier otra emoción la dislocación de mi pensamiento racional era evidente.
Había abominaciones causadas por la radiación, poblaciones enteras
desaparecidas, un clima extremo, y, en contraposición de los pocos recuerdos
que guardaba del 2014 (¿o era 2041? poco parecía importar) brujas, vampiros,
momias, duendes, esqueletos andantes, licántropos... en fin, todo lo que el
imaginario popular había creado… o lo que los hombres habían registrado como
mito e incluso algunos seres mas que no habían sido registrados ni en el
tristemente celebre NECRONOMICON. En el primer momento ni lo acepté ni lo creí,
no importaba demasiado tampoco pues esos seres si que creían existir y era todo
lo que importaba. Parte de mi llego a pensar que todo era una descomunal broma
que había llegado demasiado lejos, sobre todo cuando me llevaron por primera
vez a las plantas superior y lo que me encontré encima de una larga mesa entre
otras cosas fueron ramas de muérdago, frascos de agua señalizados con una cruz,
granadas, pétalos de rosa, rifles con mira láser, frascos de sal, guadañas,
estacas, arcos, ballestas, defensas eléctricas y cien mil artefactos mas; lo
antiguo y lo moderno, lo supersticioso y lo cierto, todo junto y mezclado. Lo
más extraño es que aparentemente yo sabía usar todo y en que modo, por lo cual,
mucho de broma no podía haber, esa otra parte de mi era rígida y programada y
jamás dudaba, con o sin medicación. No pude conciliarías hasta que tuve que
salir a patrullar.
Conocía el protocolo aun sin haberlo llevado a cabo
nunca, me pusieron en una cámara de aislamiento blindada iluminada por luces
ultravioleta, cerraron su puerta y abrieron la opuesta que daba a la salida
y que daba a una oxidada y quejumbrosa
rampa de bajada. Yo salí sin dudarlo, al fin y al cabo el miedo esta mas allá
de la barrera de los psicomedicamentos y la puerta se cerró con un leve sonido
neumático tras de mi. El cuartel al que
pertenecía ahora y de donde había salido estaba a mitad de un cementerio ,
¿Dónde si no?, con todas y cada una de sus tumbas profanadas y vacías. El
manual de ejecución marcaba que la lograr un terreno libre de vampiros,
nectarios, otras alimañas críptidas y del mal en general. En el ambiente una
bruma pesada y desgarrada se intentaba asir desesperada a la tierra y ramas
para no terminar de ser arrastrada por un airecillo frio que podía cortar y
descarnar la suave piel humana con la eficacia de una piraña. Los muros, por
otro lado, aunque eran altos y estaban coronados por gruesas o oxidadas picas
de hierro pocos aparecían enteros. Unas enredaderas de grandes campanillas
violetas intentaban cubrirlos pero eran demasiado débiles para extenderse más
de un metro o mas, además estaban en su mayor parte enfermas de una plaga de
piojos que cuando toqué, dejaron un rastro sanguinolento en mis dedos
enguantados. Caminé hacia la salida con determinación aunque sin demasiada
prisa y di el primer vistazo de lo que me esperaba al otro lado de las puertas
desvencijadas del camposanto.
El panorama era desolador. Ya me habían explicado (a las
apuradas y sin mayores detalles como de costumbre) que por lo que se sabia,
todo el mundo estaba así, pero no me esperaba que fuera para tanto el destrozo,
con sinceridad y sin que parezca una burla. Recuerdo los remolinos rojos y los
vendavales magnéticos que arrastraban todo con infinita lentitud. El cielo tenía
nubes verdes y rojas, y enjambres de sombras de distintos tamaños que se
perseguían entre sí. Muchos troncos de árboles estaban torcidos o dotados de
afiladas ramas a modo de gigantescas estacas… pero no me detuve a admirar el
paisaje, algo me impelía a seguir y cumplir la misión que tenia (¿programada?)
asignada por mis superiores. Tenía cosas que hacer y debía hacerlas sin mas que
plantear. Bueno lo de la guerra nuclear o lo que fuera era evidente y pero aun
seguía con el tema de que por el mundo rondase lo sobrenatural, hasta que vi a
una sucia anciana con una túnica negra que corría hacia mí haciendo gestos con
una mano mientras sostenía un libro con la otra y una cara que era todo menos
una cara humana. Mi brazo reaccionó instintivamente como ya había ocurrido el
día de mi despertar como dotado de inteligencia propia y disparó al libraco
descuadernado, que explotó antinaturalmente en las manos de la mujer. Esta
detuvo su carrera en seco con un horroroso grito mas parecido a un graznido o
un rugido que a un sonido que produciría una garganta humana y me miro a los
ojos con los suyos tan brillantes y llenos de ira que hubieran hecho encogerse a mas de un
hombretón curtido en mil batallas como un bebe asustado por un duende dentudo,¡
pero no a mi! cuestión de química sin duda; la estaba apuntando a la cabeza con
la pistola cuando le salieron alas membranosas y levantó vuelo. Le disparé con
la ballesta que tenia incorporada al antebrazo derecho del traje, era pequeña y
muy potente y mi blanco era muy visible: un círculo brillante que tenía en el
vientre; sin pensar que lo que veía no podía ser remotamente posible según las
leyes de la naturaleza, y le acerté de pleno. La vieja lanzó un alarido y se
desplomó a cuatro metros de mí, el potente proyectil impulsado por la ballesta
y gas a presión había traspasado el patético cuerpo de la do a lado y había
proyectado los pútridos intestinos del ser por la espalda del ser. Me estaba
admirando del destrozo hecho cuando el cuerpo se reseco ante mis ojos y se
convirtió en polvo a un ritmo endiablado, nunca mejor dicho. Había matado a mi
primera bruja y el coste a evaluar en munición había sido mas que aceptable,
tan solo una bala ungida y la flecha que tras el remojón de los fluidos de la
bruja estaba achicharrándose lentamente en alguna especie de ácido antiguo.
Desde entonces todo se me hizo más fácil de creer, aun con esas la medicación
para la emociones siguió entrando a mi organismo a diario.
La caza se volvió mas sencilla tras esto pero cada vez
que actuaba mas dudas se sembraban sobre mi naturaleza ¿Qué clase de soldado
era? ¿Cuánto tiempo llevaría como tal? Ni yo mismo lo tuve claro y nadie me
daba explicaciones mas allá de lo habitual. Y me regañaban como si de un niño
se tratase si me equivocaba en el uso de las armas. ¿No se darían cuenta de que
no recordaba nada, en caso de que hubiera algo que recordar?, ¿y porque
aceptaba tan servilmente sus ordenes? Mas dudas respaldadas con mas capsulas y
mas tiempo en el exterior hasta que todo fue insensibilidad y rutina.
Con el correr de los “días” (pues ya no existían días y
noches bien diferenciados, sino períodos más claros y otros más oscuros de
tiempo variable) lo primero de lo que me fui dando cuenta es de que yo era
único en la nueva base, un ejemplo curioso era que me mantenían lo mas lejos
posible de ciertas maquinas para que no perturbase su funcionamiento. No se
debía a características mías propias, pues e oía que la llamada magia y la
tecnología tendían a crearse interferencias mutuas al funcionar sino por las agregadas,
lo cual lo hacía todo mas perturbador. Tenía una pierna metálica, eso lo tenia
asumido desde tiempo atrás pero había mas, cada cierto tiempo una troupe de
cientificuchos vestidos de gris con la misma dedicación que un grupo de
enfermeros en practicas aparecían con unas abultadas bolsas de mano y tras
tumbarme aquí o allá, donde me pillase, me inyectaban o mas bien, me recargaban
los niveles cual vehículo en revisión, con unos líquidos a todas luces
peligrosos y quien sabe si radiactivos por las evidentes precauciones que
tomaban en su manipulación. A mí no me causaba ningún mal, mas bien al
contrario, con cada dosis parecía reforzarme y volverme mas resistente, pero a
la vez sentía disolverse en cada “chute” mi humanidad si es que alguna vez lo había
sido al cien por cien; estos asuntos me preocupaban tanto tiempo como tardase
en llegar el tratamiento de la casa.
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No llegué a saber mucho más y esto fue la tónica general
de mi estancia en el cuartel de destino, en parte por el halo de ignorancia en el
que me rodeaban, en parte por el tratamiento al que era sometido acerca de mi
particular condición, pero eso cambiaría con el tiempo y relacionándome con las
personas adecuadas, como no tarde en comprobar.
Lo que si que pude constatar sin demasiadas dificultades
es que en este mundo nuevo existían mas males que los antiguos y casi
inofensivos virus y bacterias que se cebaban con el ganado humano (esto es lo
que opinaba de esa mansedumbre de rebaño mal dirigido que me rodeaba) , lejos
de los efectos de las supergripes o bacterias devoradoras de carne que habían
saltado a la palestra a finales del siglo XX y principios del XXI teníamos un
nuevo y divertido abanico de plagas y abominaciones medicas campando a sus
anchas tanto fuera como dentro de los muros de los supuestos refugios,
ineficaces a estos agentes del Caos en la Tierra.
La exposición a ellos era una autentica lotería, y como
con esta, había mas posibilidades de perder que de salir ganando y marcharse
ileso, debido a las salidas y exposiciones al exterior muchos de mis jefes y
mis compañeros (no creo que ellos me considerasen lo mismo a mi) tenían
enfermedades y defectos físicos provocados por esta explosiva mezcla de
radiación, mutación inducida y hechizos flotantes mal realizados. Una de las historias
que conmociono mas a la base y corrió como la pólvora fue la que ocurrió poco
después de mi llegada (¿llegada en que momento? La irrealidad y la
atemporalidad hacían de mi mente un limbo). Se me convoco a una enorme sala en
la parte norte del complejo, era parte de la ZEYCAS o lo que venia a significar
Zona de Estudio Y Contención de Agentes Sobrenaturales, como bien rezaba un
enorme cartelón escrito con spray blanco y la típica tipografía del ejercito en
plantilla. Era un ala del cuartel de uso restringido por motivos evidentes en
la que se almacenaba para su estudio y aprendizaje los restos de seres abatidos
y otros no tan muertos o para ser mas acertados, no tan inmóviles.
La entrada a la zona fue tan rigurosa como cabria esperar
de un recinto de tales características, un control tras otro todo frente a una
puerta cada vez mas pesada que la anterior y guardias mas grandes y mejor
armados que sus antecesores hasta llegar al centro del enclave, un bunker
dentro de otro bunker y en el que las compuertas decoradas de intrincados
diseños cabalísticos y frases y palabras en pseudo latín, el pseudo latín una
especie de latinajo popular mezclado con castellano antiguo y algo que sonaba a
árabe en el que se expresaban los hechizos hablados aunque no nos desviaremos
del asunto y ya volveremos al tema mas adelante
Frente a mi y hasta donde alcanzaría la vista de un
humano normal, mas puertas y rejas de las que podía contar; y supongo que un
humano normal habría sentido algo de curiosidad sobre quien o que se encontraba
prisionera tras ellas y sometido a que
tipo de descabellados y sangrientos experimentos, pero no yo, o al menos el yo
de aquel tiempo y lugar, aquel ser libre de emoción y de remordimiento de ira y
por supuesto, de la nociva alegría, poco
menos que una maquina orgánica, unas tres cuartas partes al menos. Mi
indiferencia era tan solida como las placas blindadas que se ajustaban en el
uniforme aquí y allá mostrando raspones y marcas significativas de zarpas y
colmillos. No me importaba lo que les ocurriese a esos seres salvo que se me hubiese ordenado y creo que no habría
podido ni siguiendo ordenes, mi mundo estaba acolchado y a buen recaudo de
sensaciones funestas bajo el algodón de la medicina mágica anti-sentimientos del
doctor medico brujo de turno en la Farmacia.
No hube que internarme demasiado pues mi destino era una
de las primeras hojas de madera maciza
marcada con, entre otras jerigonzas, un significativo Tetragramaton y un numero 1 en su centro, tras ellas un
escueto grupo de soldados que de inmediato identifique como los altos mandos de
la Base Primavera, ahora recuerdo su nombre, BASE PRIMAVERA, y me recorre una
cruel risita todo el cuerpo. Estaban todos, unos siete u ocho, tras un enorme
escritorio al fondo de la sala, ante ellos y entre vuestro seguro servidor y
tanto galón se situaba un hombre de rodillas en el suelo de manera muy tiesa y
marcial; se me indico que avanzara y me situara al lado izquierdo del
individuo, cosa que hice sin prisa pero sin tardanza, no debía ni podía mostrar
nerviosismo o duda, y no la tenia. En un par de pasos pude comprobar que el
uniforme que vestía el penitente no tenia marcas distintivas o galones de
identificación, su cara inclinada hacia el suelo y la mirada sin duda fija en
una corta hoja curva y de un solo filo que se encontraba situada en un pomposo
cojín de terciopelo rojo ribeteado de grana frente a sus rodillas hincadas en
el suelo de hormigón alisado como un espejo. El silencio de un sepulcro que se
había roto con el leve sonido de mis botas de suela metálica lleno esponjoso y
frio la estancia; sabia lo que iba a ocurrir y también conocía de alguna manera
lo que se esperaba de mi, lo que haría. Todo fue pasando como marcado por un
enorme metrónomo que agitaba el aire helado de la habitación, mientras los
oficiales miraban sin pestañear, el individuo se abrió con un tirón la pechera
de la camisa y prosiguió hasta que no quedo ni un botón en su sitio, rodando
danzarines por el suelo en su mayoría; hecho esto se inclino a coger la hoja
del suelo, mi mano bajo rauda hacia la empuñadura del revolver que portaba en
la cadera y allí se quedo a la espera. En la hoja del arma cayeron unas leves
gotas “sudor o lagrimas. O una mezcla de ambas "pensé. Lo siguiente fue rápido,
mecánico y brutal, se dejo caer de nuevo sobre los pies recogidos y con un
preciso movimiento se coloco la hoja apuntando hacia la izquierda del delicado
abdomen y la hundió lentamente mientras se le escapaba el aire y la vida por
entre los dientes apretados, al llegar al fundo continuo con el siguiente
movimiento de corte, esta vez trasversal en dirección a donde debería estar su
apéndice, el olor de los intestinos perforados llego a mi olfato y se extendió
por la estancia; la sangre manaba abundante y cálida acumulándose en latidos frente
y bajo las piernas dobladas. El corte final en dirección al esternón fue el mas
lento y tembloroso, la fuerza abandonaba a marchas forzadas los brazos y manos
crispadas del hombre y tan solo una voluntad de hierro podría animarlas a
seguir mientras jadeaba levemente; un miembro de la mesa hizo una leve señal y
acabo en un instante el sufrimiento del suplicante de un balazo de gran calibre
que le hice en el lateral del cuello desapareciendo gran parte de este junto
con la columna vertebral que sujetaba el cráneo, solo quedo unido y como
flotando un instante por la tráquea y parte de la piel de la garganta al
cuerpo, que se desmadejo y volcó hacia su derecha con el impacto; creí que
seria un detalle de buen gusto no separar por completo la cabeza y que terminase
rebotando y rodando por el pulcro suelo negruzco. Un nuevo charco de tibia
sangre se gormaba desde el mutilado pescuezo del pobre tipo, me enfunde el
enorme arma de nuevo en su lugar y con una inclinación leve del torso me gire y
salí a grandes y repiqueantes zancadas.
Un tipo cuyo aliento apestaba a ilegal alcohol destilado
se me acerco aquella noche en la cantina
y me contó, mientras yo lo ignoraba y
masticaba e ingería mecánicamente el insípido pero colorido contenido de mi
bandeja de acero compartimentada, que aquel tipo, como había supuesto en vista
del honroso final que se le permitió, después del enfrentamiento con una bruja
un par de lunas antes, sufría de una serie de cambios mientras obraba en él una
sangrienta maldición. Lejos de haber informado como era su deber, decidió de
motu propio, encerrarse peligrosamente por las noches al descubrir que un ansia
asesina hacia su aparición paulatinamente, hasta que, en un leve plazo, fue
incapaz de controlarse mas y una fiera
antropófaga se hizo con el control de todo su ser, siempre al desaparecer el
pálido sol del cielo. Parece ser que durante un tiempo pudo llevarlo en secreto
y ni siquiera su familia se entero, achacando sus desapariciones nocturnas a un
nuevo turno de vigilancia intensivo que se le había asignado según el. Sea como
fuere parece ser que encontraba de cuando en cuando la manera de escaparse de
donde se encerraba y cada tanto, en la vecina base laboratorio donde tenia
asentado su hogar, desaparecía alguien de manera extraña, sin dejar cuerpos
pero si una enorme cantidad de sangre reflejo de la violencia con que eran
atacados. Se corrió la voz de que una abominación campaba a sus anchas por la
zona y se destinaron algunos de los CAZADORES DE MONSTRUOS en nomina a la tarea
de dar caza pero ¿a que o a quien? ¿A una bestia mutante? Nadie la había visto
ni de lejos en ningún momento, y los que lo habían hecho estaban desaparecidos
y sin duda muertos. Tras una exhaustiva cacería intramuros de la que no se
sabían muchos detalles, el otrora excelente oficial , ejemplo para los reclutas
y sumamente apreciado por sus iguales, fue hallado en uno de los muchos de los
sótanos derruidos de la parte inferior de la base medico-científica donde había
creado su madriguera; allá dormitaba desnudo, ensangrentado... y humano,
rodeado de los restos en diferentes grados de descomposición de sus victimas,
la ultima de ellas, a medio devorar y a
la que abrazaba era su propia hija; le había sorbido parte de el cerebro a través
de una de las cuencas vacías de los ojos de la niña. Tras esto y para no
remover mas la herida fue trasladado a la BASE PRIMAVERA para su estudio;
inmediatamente la orden fue revocada para ser juzgado de urgencia sin mas
revuelo y ejecutado, era evidente la pantomima del proceso o lo justo de la
pena.
Por ser quien era y haber mostrado signos de
arrepentimiento a pesar de decir no recordar nada, se le permitió una muerte
honrosa de guerrero en la que ninguno de los oficiales quiso dar asistencia en
parte por miedo a que la maldición antropófaga de la bruja escapase del cuerpo
muerto y tomase como huésped; al ser mas cercano, como se sabia que hacia la
solución mas rápida y democrática fue enviarme a mi y todos libres de cargos de
conciencia y maldiciones; al fin y al cabo se decía que yo estaba blindado
contra ellas o en el peor de los casos me ordenarían que me volase la cabeza y
muertas dos maldiciones de un tiro. ¡Como se reía el tipo borracho al contarme
esto ultimo dándome palmadas en la espalda! No se porque, a mi me parecía lo
mas lógico y eficaz. Tras recapacitarlo un poco y mientras se disipaba de mi
pituitaria el agrio olor a alcohol de mi contertulio llegue a pensar que aquel
tipo era un humano gravemente perturbado y que lo único que tenia maldito y
deformado por la magia de la bruja o quizás ni eso, pues seguía sin creer en lo
de los hechizos, era su mente humana que como había leído, era capaz de lo peor siempre.
¡Que buen soldadito era, y que verde estaba por aquel
entonces, diablos!, pronto estas dos cosas cambiarían como de un hachazo.
CONTINUARA....
¡BUENA LUNA LLENA Y BUENA CAZA TENGAN!
4 comentarios:
quien o que era eso. Me intrigo aun mas mientras iba de un """"ponto"""" AHÏ ES PUNTO de luz a otro los grandes recipientes que podía ver en el suelo, unos abiertos, otros cerrados cual enormes ataúdes de acero de los que escapaba un leve zumbido que me resulto tan familiar como la voz de mi madre, cuya cara o nombre no estaba en ningún rincón de mi memoria.
Recién salido del salón francés para caballeros elegantes “la fragua de Hefestos”- carraspeo con una forzada sonrisa -Vístete y márchate muchacho, he de descansar y he dejado mucho en este nuevo modelo para t i- me """""pudo"""" puso la mano
Mañana continuo que es muy largo me voy a dormir. Uffffffffffffffff ciencia ficción a lo bruto ;.)
Saludos y abrazos Marcus
Hola, isaa, como va, pero yo no soy el dueño de este blog, debes saludar a MalAcero, que es quien lo publica. Abrazo y beso fuerte, te quiero.
Nada de protocolo... esto es un borrador en bruto y los correctores ortográficos fallan casi tanto como los dedos engarrotados de trabajar toda la semana...se aprecian sobremanera las correcciones, mil gracias de veras...seguimos trabajando en ello!
por cierto Mrs. Isa... la primera lectora declarada...un puesto muy especial
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